- 50 gr. harina de fuerza
- 40 ml. agua tibia
- 5 gr. levadura fresca de panadería
*Para la masa principal:
- 250 gr. harina de fuerza
- 200 gr. harina de trigo integral
- 300 ml. agua
- 10 gr. levadura fresca de
panadería
- 4 cucharadas aceite de oliva
- 1 cucharadita y media sal
- Sal en escamas o sal gorda
Elaboración:
Templamos el agua en un vaso en el microondas y deshacemos la levadura. En un recipiente pequeño, agregamos la harina y la levadura diluida. Con la ayuda de una cuchara de madera, mezclamos bien hasta homogeneizar. Tapamos con papel film y la dejaremos fermentar a temperatura ambiente durante toda la noche.
Al día siguiente, prepararemos la masa principal.
En un bol, echaremos las harinas y la sal; mezclamos bien. Seguidamente incorporamos el agua, la masa madre y el aceite de oliva, y empezaremos a amasar.
En un bol, echaremos las harinas y la sal; mezclamos bien. Seguidamente incorporamos el agua, la masa madre y el aceite de oliva, y empezaremos a amasar.
Para facilitar el
amasado, una vez que hemos terminado de aunar todos los ingredientes, depositamos
la masa a la encimera.
Espolvoreamos sobre ella un poco de harina, y estiraremos y amasaremos nuevamente hasta obtener una masa compacta, elástica, suave al tacto y que no se pegue en demasía a las manos. Yo amasé durante unos 15-20 minutos, aunque si disponéis de una amasadora o Thermomix, lo haréis mucho más rápido.
Unos minutitos antes de terminar de amasar, incorporaremos la levadura. La desmigamos alrededor de la masa y volveremos a amasar nuevamente hasta que quede totalmente integrada a la masa.
Le daremos forma de bola y la depositaremos en un bol, previamente engrasado con aceite por encima. Tapamos con un paño, y dejaremos levar hasta que haya doblado su volumen.
Le daremos forma de bola y la depositaremos en un bol, previamente engrasado con aceite por encima. Tapamos con un paño, y dejaremos levar hasta que haya doblado su volumen.
En
torno a 1 hora aproximadamente la tendremos bien crecidita.
Pasado
ese tiempo, la sacaremos del bol y la volveremos a amasar un poquito, con el fin de desgasificar y eliminar el
aire que haya generado durante su fermentado.
“Mojamos” el cuchillo en
harina, e iremos cortando la masa en pedacitos. Haremos bolitas de un peso aproximado de 50 gr. teniendo cuidado de no desgarrar la masa al cortarla.
Sobre
una bandeja de horno forrada con papel encerado, iremos colocando las bolitas, y con la parte
de abajo de la palma de la mano, las aplastaremos, dándole la forma a las
salaíllas.
Hacemos unos hoyitos con las yemas de los dedos a la masa e incorporamos un hilito de aceite de oliva y un puñadito de sal en escamas por encima de cada salaílla.
Precalentamos el horno a 200º.
Hacemos unos hoyitos con las yemas de los dedos a la masa e incorporamos un hilito de aceite de oliva y un puñadito de sal en escamas por encima de cada salaílla.
Precalentamos el horno a 200º.
Una vez caliente, introducimos las salaíllas y hornearemos durante unos 20-25 minutos o hasta que veamos que comiencen a adquirir un color más que doradito. Cada horno es un mundo, por lo que echadle un ojo durante el horneado.
Dejaremos atemperar un minutito, y acto seguido ya les podremos hincar el diente. Como mejor están, son recién sacadas del horno, con un toque crujiente. Eso sí, no las dejéis de un día para otro, porque como las que nos dan en la panadería, se os quedarán duritas.
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