- 3 pimientos morrones rojos
- Sal
- Aceite de oliva
- Bolsa con cierre hermético
Elaboración:
Precalentamos el horno a 200º.
Lavaremos los pimientos, y los secamos con
papel de cocina. Con la ayuda de un pincel de cocina, los embadurnaremos con
aceite de oliva; sazonamos a gusto y los depositaremos sobre una fuente
refractaria adecuada para horno.
Una vez caliente el horno, bajaremos la
temperatura a 180º y hornearemos durante unos 45 minutos en total. A mitad de
cocción, le daremos la vuelta a los pimientos con el fin de que se asen de
manera uniforme por ambas caras.
Pasado el tiempo, los sacamos del horno. Como
veis, deben de quedar con la piel totalmente arrugada y habrán soltado bastante
jugo durante el horneado.
Para pelar los pimientos, y con cuidado de
no quemarnos, los introduciremos en una bolsa de plástico transparente con
cierre hermético; los dejaremos una media hora hasta que atemperen y sea más
cómodo trabajar con ellos para quitarle la piel y las semillas.
Con el efecto del vapor, es más fácil
quitarles la piel.
Abrimos la bolsa, y uno por uno, separaremos
la carne del tallo y las pepitas que contienen en su interior, a la vez que
vamos retirando la piel sin ningún tipo de problema.
Los cortamos en tiras, prestando atención
que no lleven pepitas, y los pasamos a un plato.
Ya los tendríamos listos para usar.
Si los queremos reservar para otra ocasión, los
podemos guardar en un bote de cristal con el jugo que han soltado durante el
horneado y rellenando el resto del bote con aceite de oliva hasta cubrirlos en
su totalidad.
Y listo!
Espero que os haya gustado y les saquéis
partido para vuestras recetas.
Hasta la próxima!
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