Ingredientes:
*Para el bizcocho genovés (“Sponge cake):
- 150 gr. harina de repostería
- 8 gr. levadura Royal
- 5 huevos “L”
- 80 gr. azúcar
- 60 gr. mantequilla sin sal
- Pizca de sal
- 1 cucharada esencia de vainilla
- 50 gr. almendra molida
- 50 gr. azúcar glas
- 10 gr. clara de huevo
*Para el almíbar o “jarabe de fresas”:
- 120 ml. agua
- 300 gr. fresas
- 1 vaina de vainilla
- Zumo de medio limón
- Un chorrito Kirsch
*Para la pasta de pistacho:
- 75 gr. pistachos pelados
- Un chorrito aceite de girasol
*Para la crema “Mousseline”:
- 250 ml. nata para montar
- 250 ml. leche entera
- 6 yemas de huevo
- 125 gr. azúcar
- 40 gr. Maizena
- Corteza de naranja y limón (opcional)
- 1 vaina de vainilla
- 150 gr. + 120 gr. mantequilla sin sal
- 1 cucharada pasta de pistacho
*Para los laterales y la superficie:
- 30 fresas
Elaboración:
Comenzaremos preparando el bizcocho genovés (“Sponge cake”).
En primer lugar, haremos una pasta de almendra.
En un bol, tamizaremos el azúcar glas y la almendra molida.
Con unas
varillas removeremos bien, y agregaremos los 10 gr. de clara de huevo y la esencia de
vainilla.
Con la ayuda de una espátula, trabajaremos la masa hasta
homogeneizar.
La pasamos sobre papel film, y la meteremos en la nevera durante
un par de horas hasta que adquiera consistencia.
En un cuenco echamos la harina,
la levadura y una pizca de sal. Reservamos.
Cuando la pasta de almendra
tenga firmeza, la pasaremos desmigada a un bol.
Incorporaremos el azúcar y batiremos a baja velocidad.
Agregaremos los huevos de uno en uno (hasta que nos se haya integrado uno, no agregaremos el siguiente) y continuamos batiendo, incrementando gradualmente la velocidad de
la batidora, hasta obtener una mezcla homogénea.
En un cuenco, disponemos la
mantequilla; la metemos en el microondas y le damos unos segundos de calor
hasta derretirla. La pasamos a otro bol e incorporamos un par de cucharones de
la mezcla de huevos. Con unas varillas metálicas mezclaremos bien hasta
homogeneizar. Reservamos momentáneamente.
En el bol donde hemos batido los
huevos, tamizaremos la mezcla de harina y levadura, y con la ayuda de una
espátula, integraremos realizando movimientos suaves y envolventes.
Añadimos la
mezcla de mantequilla que habíamos reservado, y con la espátula, volveremos a
realizar movimientos envolventes hasta obtener una masa homogénea y cremosa sin
grumos.
Precalentamos el horno a 160º.
Engrasamos el molde con un
poquito de mantequilla, y vertemos la mezcla. Hornearemos en torno a 35-40
minutos. En mi caso, he utilizado un molde de 23 cm.
Mientras se hace el bizcocho,
haremos la pasta de pistacho y el almíbar.
Para la pasta de pistacho.
En una bolsa de papel film con
cierre, metemos los pistachos pelados y los machacamos ligeramente con la ayuda
de un rodillo de cocina.
Los pasamos a un vaso batidor, echamos un chorrito de
aceite de girasol y con la túrmix trituraremos hasta obtener una pasta lisa y
homogénea.
Reservamos.
Vamos con el almíbar.
En un cazo, llevaremos a
ebullición el agua, el azúcar moreno y la vaina de vainilla abierta junto con
sus semillas. Una vez que arranque a hervir, retiraremos del fuego y dejaremos
atemperar.
Lavamos las fresas y las secamos
bien con papel absorbente. Le quitamos el tallo, las troceamos ligeramente y
las pasamos a un vaso batidor, junto con el almíbar (sin la vaina de vainilla),
el zumo de limón y el Kirsch.
Con la túrmix trituraremos bien y reservamos.
Si
vemos que nos queda muy espeso el almíbar, lo podemos aligerar con un poquito
de agua.
Volvemos al bizcocho. Para
comprobar que está hecho, pincharemos con un palo de brocheta. Si sale limpio,
retiraremos del horno y dejaremos enfriar antes de desmoldar. Llegados a ese
punto, dividimos el bizcocho en dos partes y le quitamos la corteza, dejando un
diámetro de 18 cm.
Pasamos a la crema “Mousseline”.
Para la elaboración de esta
crema, haremos en primera instancia una crema pastelera. Para ello, en un cazo,
llevaremos a ebullición la nata, la leche y la mitad del azúcar.
Abrimos la
vaina de vainilla, le sacamos las semillas y las echamos junto con la vaina y
la corteza de limón y de naranja en el cazo.
Por otro lado, en un bol
batiremos las yemas de huevo, junto con la Maizena y el resto del azúcar.
Con
unas varillas metálicas mezclaremos bien hasta obtener una especie de “papilla”
brillante.
Una vez que la mezcla de leche y
nata arranque a hervir, apartaremos del fuego y retiraremos las cortezas de
cítricos y la vaina de vainilla.
Incorporamos la mitad al bol con la mezcla de
yemas azúcar y Maizena, y mezclaremos rápidamente con las varillas de mano.
Acto seguido, devolvemos esta mezcla al cazo y volveremos a llevar a ebullición
a fuego medio-alto (7 de mi vitro) durante un par de minutos, removiendo
constantemente hasta que veamos que las burbujas desaparezcan y la mezcla
espese.
Retiramos del fuego, y añadimos
los primeros 150 gr. de mantequilla troceada en daditos (debe de estar a
temperatura ambiente o con textura de “pomada”).
Con las varillas, vamos
batiendo hasta ligar la mantequilla con la crema pastelera.
Si vemos que la mantequilla
no se termina de derretir, pondremos el cazo unos segundos al fuego hasta que se
termine de integrar.
Nos quedará una especie de
natillas.
Pasamos la mezcla a un recipiente forrado con papel film y cubrimos
bien con él. Introduciremos en la nevera hasta que enfríe y alcance los 18-20º.
Pasado el tiempo, sacamos y la
disponemos en un bol.
Batimos ligeramente y agregamos los 120 gr. de
mantequilla restante, troceada de igual modo en daditos y estando a temperatura
ambiente.
Batiremos hasta obtener una mezcla cremosa y esponjosa.
En ese punto,
echaremos la pasta de pistacho y con la ayuda de una espátula integraremos bien hasta homogeneizar.
Al
igual que antes, si la mantequilla no se derrite, pondremos unos segundos al
fuego. Pasamos la crema a una manga pastelera y reservamos a temperatura ambiente.
Pasamos al montaje.
Pondremos una hoja de papel
sulfurizado sobre la base en la que vayamos a depositar la tarta.Encima,
colocaremos un aro metálico (en mi caso de 23 cm.). Lavamos las 30 fresas y las
secamos con cuidado con papel absorbente. Le quitamos el tallo y las cortamos
por la mitad.
Pondremos una primera capa boca abajo en forma de círculo como
veis en la imagen. A continuación, echaremos una capa de crema Mousseline.
Depositamos
encima una capa del bizcocho y la “mojamos” bien con el almíbar, teniendo cuidado
que no se derrame.
Distribuimos por el aro el resto de las fresas cortadas, y
volveremos a agregar otra capa de crema Mousseline.
Disponemos encima la otra
capa del bizcocho, la volvemos a mojar generosamente con el almíbar e
incorporamos el resto de crema Mousseline que nos quede.
Introduciremos en la
nevera y dejaremos reposar la tarta toda la noche.
Al día siguiente, sacaremos de
la nevera; colocamos otra bandeja sobre el aro metálico, y con un movimiento
rápido le daremos la vuelta. Retiramos el papel sulfurizado y el aro metálico…
Et voilà!! Ya la tendremos lista.
Como veis, ésta tarta también tiene
su miga…Pero como siempre os digo, lo
que importa es el resultado.
Ésta tarta la he hecho en varias ocasiones, pero he alternando su diseño. Aquí podéis ver una versión de la tarta Fraisier, que le regalé a mi amiga Solen por su cumpleaños.
Espero que os haya gustado!
Espero que os haya gustado!
Hasta la próxima!
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