*Para el hojaldre:
- 500 gr. harina de fuerza
- 150 ml. leche entera
- 2 huevos "XL"
- 1 cucharadita de sal
- 60 gr. azúcar
- 25 gr. levadura fresca
- 250 gr. mantequilla sin sal
- 1 cucharada miel
- 1 cucharada esencia de vainilla
*Para pintarlos:
- 3 cucharadas de leche entera
*Para el almíbar:
- 100 gr. azúcar
- 100 ml. agua
- Un chorrito de brandy
*Para el relleno:
- Chocolate blanco rallado
- Chocolate Fondue/ pepitas chocolate
- Mermelada de fresa
Elaboración:
En un bol añadimos la harina tamizándola con la ayuda de un colador, la sal
y el azúcar. Los integramos un poco. Por otro lado, hacemos miguitas la
levadura y la disolvemos en la leche (debe de estar tibia). La agregamos al
recipiente anterior.
Batimos ligeramente los huevos y se los añadimos al resto de ingredientes
anteriores.
Ahora viene la parte difícil, ya que la masa que tenemos que trabajar es
muy pegajosa. Procedemos pues a su amasado, integrando bien todos los
ingredientes. Nos llevará aproximadamente diez minutos. Si disponéis de
batidora con garfios todo esto os resultará más sencillo, ya que la tendréis
lista en un periquete. En mi caso, tuve que trabajarla un poquito más de la
cuenta (será que soy poco mañoso :p); la saqué del bol, la deposité en la
encimera y le añadí una cucharada más de harina para terminar de amasarla
y conformar una masa uniforme con forma de bola.
Depositamos la “bola” en un bol previamente enharinado.
La cubrimos con un
paño o papel film y la dejamos reposar hasta que doble su volumen (alrededor de
1 hora).
Pasado ese tiempo, espolvoreamos
harina sobre la encimera y depositamos sobre ella la bola. A continuación,
“mojamos” la hoja de un cuchillo en mantequilla y hacemos una cruz a la masa
como se aprecia en la imagen.
Enharinamos el rodillo, y estiramos cada punta hasta formar una cruz
grande. Dejaremos el centro con un poco más de masa que las alas.
En ese momento, sacamos la mantequilla de la nevera y la envolvemos sobre
papel film. La mantequilla no debe estar a temperatura ambiente, ya que no
queremos que se nos quede líquida y se
nos salga de la masa cuando le pasemos el rodillo más adelante.
Con el rodillo, estiramos la mantequilla y la aplanaremos hasta conseguir
un grosor de un centímetro y medio.
Cuando hayamos conseguido ese grosor, le quitamos el film y la depositamos
en el medio de la cruz; cerramos la masa como si de un sobre se tratase; en
primer lugar superponemos las alas, seguimos con la parte corta de la cruz, y
por último la parte larga. Dejaremos así bien empaquetada la mantequilla.
Limpiamos el exceso de harina que haya podido quedar en la masa y volvemos
a enharinar el rodillo con un poquito de harina. Golpeamos el “paquete” sobre
la encimera varias veces para que se asiente un poco la mantequilla, y
seguidamente vamos estirando la masa con el rodillo siempre en la misma
dirección hasta lograr un rectángulo de 1 cm de grosor aproximadamente.
Ahora viene una parte un poco engorrosa, pero sencilla de hacer. La máquina
de fotos se me quedó sin batería, así que espero ser claro y conciso en mi
explicación. Cuando los vuelva a hacer, os subiré las fotos.
Cogemos la masa y doblamos el extremo más alejado hacia nosotros, y después
superponemos la más cercana sobre la anterior. La envolvemos en papel film y la
metemos en torno a 20 minutos en la nevera.
Pasado ese tiempo, quitamos el film y ponemos la masa mirando hacia
nosotros. Repetiremos ésta operación anterior de estirar y superponer la masa
cuatro veces más, introduciendo la misma en la nevera durante 20 minutos entre
cada amasado.
Cuando hayamos completado las cinco vueltas de amasado, meteremos nuevamente
la masa envuelta en film, y la dejaremos reposar toda la noche.
Sacamos del film la masa y la depositamos sobre la encimera previamente
enharinada. Estiramos la masa con el rodillo, procurando hacer un rectángulo
con un grosor de 3 mm.
Dividimos el rectángulo en otros dos más pequeños, y vamos haciendo
triángulos a partir de los mismos. Dependiendo del tamaño que le hayamos dado,
nos saldrán más o menos croissants:
Los pequeños en torno a 10 cm, mientras que los grandes los hice de 20 cm.
Cogemos el triangulito, y lo vamos enrollando desde la parte más ancha
hasta llegar a la punta. Dejaremos ésta punta que sobresale hacia abajo, para
que durante el horneado no se nos abra el croissant. Se le puede también hacer
un cortecito en ésta parte ancha antes de enrollar; con esto, nos sobresaldrán
más los “cuernos” del croissant. El resultado es el mismo, os lo dejo a vuestra
elección.
Si los queréis rellenos, antes de proceder al enrollado, podéis agregarle
lo que más os guste: desde chocolate fondue, chocolate blanco, pepitas de chocolate, mermelada, crema
pastelera o jamón york y queso.
Una vez enrollados, los depositamos sobre papel de hornear en la bandeja de
nuestro horno; cubrimos con un paño de cocina y dejamos levar hasta que doblen
su volumen (30 minutos).
Mientras levan, preparamos el almíbar.
En un cazo ponemos a calentar 100 ml. de agua junto con 100 gr. de azúcar.
Cuando empiecen a salir burbujas, añadimos un chorrito de brandy. Dejamos a
temperatura media hasta que se evapore el alcohol, y retiramos del fuego.
Reservamos.
En un bol pequeño, mezclamos las yemas de huevo con un poquito de leche.
Cuando hayan doblado su volumen, pintamos los croissants con esta mezcla.
Precalentamos el horno a 180º, y hornearemos de 15 a 20 minutos, o hasta
que veamos que empiecen a dorarse.
Nada mas sacarlos del horno, los pintamos con el almíbar y le añadimos unas
virutas de chocolate por encima. Dejamos enfriar y…
Después de todo este trajín, por fin podemos disfrutar de los croissants ;)
Si, como veis, requiere su tiempo, pero el resultado es lo que importa. Aquí podéis ver la diferencia de tamaño de croissants que hice:
Con un poquito de masa que me sobró, preparé unos “pasteles de Belem”, que
en las siguientes entradas os apuntaré como se hacen. No tienen mucha ciencia,
y están buenísimos.
Nada más por hoy. Espero como siempre que os haya gustado la receta, y si
podéis, la pongáis en práctica. Hasta la próxima ;)
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