*Para el bizcocho:
- 4 huevos “L”
- 90 gr. harina de fuerza
- 100 gr. azúcar
- Ralladura de limón
- 1 cucharada miel
- Pizquita de sal
*Para la crema pastelera:
-
250 ml. nata para montar
- 250 ml. leche entera
- 6 yemas de huevo
- 40 gr. Maizena
- Corteza de naranja y limón
- 1 vaina de vainilla
- 1 rama de canela
*Para
el almíbar:
-
150 ml. agua
-
150 gr. azúcar
-
Un chorrito ron/ brandy
Elaboración:
En primer lugar prepararemos la crema pastelera. Os dejo el siguiente
enlace en el que podéis ver como se hace:
Pasamos la crema pastelera a un recipiente, tapamos con papel film
haciendo que éste quede en contacto con la crema y no críe costra, y dejamos enfriar
a temperatura ambiente.
A continuación, haremos el bizcocho.
Separamos
las claras de las yemas.
En
otro recipiente, batiremos las yemas con la otra mitad del azúcar y la
cucharada de miel. Cuando hayan adquirido un color amarillo brillante,
incorporaremos el merengue, cucharada a cucharada.
Añadimos la ralladura de limón, y con la ayuda de una espátula, comenzaremos a integrar realizando movimientos envolventes.
Una vez se haya mezclado bien, agregaremos la harina, tamizándola poco a poco. Volvemos a integrar de nuevo con movimientos envolventes hasta homogeneizar.
Añadimos la ralladura de limón, y con la ayuda de una espátula, comenzaremos a integrar realizando movimientos envolventes.
Una vez se haya mezclado bien, agregaremos la harina, tamizándola poco a poco. Volvemos a integrar de nuevo con movimientos envolventes hasta homogeneizar.
Precalentamos
el horno a 200º.
En
la bandeja de horno, colocamos una hoja de papel parafinado. Echamos un
chorrito de aceite de oliva, y engrasamos toda la superficie; con ello, nos
resultará más sencillo retirar posteriormente el bizcocho.
Seguidamente vertemos la masa del bizcocho y la expandimos por toda la bandeja, moviéndola de izquierda a derecha, y de arriba hacia abajo hasta que quede un grosor bien finito (en torno a medio centímetro). Introducimos en el horno y la dejamos en su interior uno 8-10 minutos, hasta que veamos que se ponga doradito.
No lo
hornearemos en demasía, para que nos quede poco hecho por dentro, y nos resulte
fácil enrollarlo.
Seguidamente vertemos la masa del bizcocho y la expandimos por toda la bandeja, moviéndola de izquierda a derecha, y de arriba hacia abajo hasta que quede un grosor bien finito (en torno a medio centímetro). Introducimos en el horno y la dejamos en su interior uno 8-10 minutos, hasta que veamos que se ponga doradito.
Sacamos
del horno, y sobre un paño de cocina mojado, con sumo cuidado de no quemarnos, depositamos
el papel parafinado encima.
Enrollamos y tapamos con el paño húmedo para que mantenga la humedad. Reservamos.
Enrollamos y tapamos con el paño húmedo para que mantenga la humedad. Reservamos.
Por
último, elaboraremos el almíbar.
En
un cazo ponemos a calentar el agua y el azúcar. En el momento que arranque a
hervir, incorporamos el ron, bajamos la intensidad del fuego a la mitad, y mantendremos
unos 5 minutos más hasta que reduzca el alcohol. Retiramos del fuego y
dejamos enfriar.
Vamos
con el montaje.
Desenrollamos
el bizcocho, lo depositamos en la encimera y colocamos otra hoja de papel
parafinado sobre él. Con la ayuda de un rodillo, aplastamos un poquito para que
nos quede más fino.
Y cortamos los
siguientes en porciones de 3 dedos de alto (unos 4 cm.).
Los colocamos
verticalmente sobre unos moldes desechables.
Y ya los tenemos listos!
Solo nos queda servir, y disfrutar de éste dulce exquisito y tradicional de Granada.
Espero que os gusten!
Nota:
Nos debe de quedar un bizcocho más bien líquido, para que cuando la volquemos sobre la bandeja de horno, se extienda bien sin la ayuda de la espátula.
Los he hecho en varias ocasiones, y os aseguro que quedan riquísimos. Como toda receta tradicional, ésta también lleva su tiempo, pero si queréis sorprender a vuestros invitad@s, estos piononos no les decepcionarán.
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